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Primera parte

 

Gregorio Bermann:

Reformista, pensador y

Psiquiatra

 

José Luis Fitó*

 

 

“Para el camino son necesarios hombres de verdad"

Gregorio Bermann

 

Gregorio Bermann es uno de esos psiquiatras que, por diversas razones, no podría pasar desapercibido en la historia de las ideas psiquiátricas de nuestro siglo, porque sencillamente vivió intensamente los avatares del siglo y para ello se preparó desde muy temprano.

No es casual que a la par de su carrera universitaria de Medicina cursara la de Filosofía y que aún antes de recibir su título de Médico en la Universidad de Buenos Aires en 1919, incursionara como practicante en el Hospicio de las Mercedes (19171918), en un intento de búsqueda de respuestas a preguntas que ya no dejaría de hacerse a lo largo de su vida y que siempre giraron alrededor de un eje: el hombre incluido en su entorno social, en su espacio y en su tiempo.

Fiel a esta consigna supo guardar coherencia entre las ideas y la acción hasta las últimas consecuencias.

 

 

Síntesis biográfica

 

Hijo menor de los ocho (seis varones y dos mujeres) de un matrimonio de inmigrantes polacos entre Santiago Bermann y Flora Levin –provenientes de una población cercana a Varsovia– Gregorio fue el único nacido en Argentina. Era una familia típica de la pequeña burguesía comercial perteneciente a la tribu Levítica. Curiosamente la familia hizo un primer intento de asentamiento en el país, más precisamente en Ballesteros (Provincia de Córdoba) donde el padre se dedicó a la agricultura (ocupación que desconocía absolutamente), empresa que terminó en el fracaso ante la pérdida total de la cosecha barrida por una manga de langosta. La familia regresó a Europa, pero cuando los hijos mayores se encontraban en edad de ser llamados a cumplir con el Servicio Militar y ante lo amenazante que podía resultar esta situación para los judíos, emprendieron nuevamente el camino de la emigración para establecerse esta vez en Buenos Aires, cuando corría el año 1894.

El padre resolvió abrir un negocio de mueblería en Sarmiento al 3000 y es allí donde el l' de septiembre de ese año nació Gregorio Bermann en un medio familiar caracterizado por la calidez afectiva y un fuerte sentimiento religioso.

Desde el inicio de la educación primaria asistió a la escuela pública; parte de la enseñanza secundaria la recibió en el Colegio Sarmiento y parte en el Nacional Buenos Aires.

Se sabe que uno de los motivos que motivaron la elección de los estudios de Medicina, tuvo que ver con la influencia ejercida por su hermano inmediatamente mayor, Samuel, quien llegó a desempeñarse como Profesor en la Cátedra de Obstetricia.

Ingresado ya en la Universidad entró en contacto con intelectuales y políticos de la época; fue compañero de Alicia Moreau de Justo y por su intermedio conoció y frecuentó a Juan B. justo. De esa época data su participación en la fundación de la primera Universidad Libre Argentina.

En 1915 participó como Miembro Fundador de la Comisión de Extensión Universitaria del Círculo Médico Argentino y Centro de Estudiantes de Medicina de la U.B.A.

La actividad político gremial en la Universidad se extendió a la Facultad de Filosofía y Letras; en 1916 fue Director de la Revista “Verbum" del Centro de Estudiantes y en 1917 fue electo Presidente del mismo.

1918 –año de la Reforma Universitaria– lo encontraría como Presidente de la Federación Universitaria de Buenos Aires y delegado de los estudiantes porteños ante los de Córdoba.

Como dijimos antes, se graduó en 1919 y se desempeñó como Médico en el Hospicio de las Mercedes, y en una clínica privada. Paralelamente recibió un título de Profesor de Filosofía ya que no había rendido exámenes de lenguas clásicas para obtener la Licenciatura.

Se casó con la Profesora Leonilda Barrancos (prima hermana de Arístides Barrancos), con quien tuvo tres hijos: Sylvia (reconocida psiquiatra), Daniel Gregorio (fallecido trágicamente al año y medio de edad) y Claudio (prestigioso psicoanalista radicado en Barcelona).

En 1921, a los 26 años, se radicó en Córdoba para desempeñarse como Profesor Suplente por Concurso en la Cátedra de Medicina Legal y Toxicología. Siete años después, en 1928, era ya Profesor Titular, cargo en el que permaneció hasta 1936 en que los avatares políticos de una época sombría para pensadores e intelectuales, lo arrojaron del seno de la Universidad, deuda que aún hoy no ha sido saldada; ¡y pensar que fue por salir en defensa de ese gran intelectual que fue Aníbal Ponce, que recibió tan duro castigo!

Pero lo sabía desde la clase inaugural: "Sépase bien que los profesores universitarios de la Reforma no somos burócratas cuyo pensamiento se paga con sueldo, incompatible con la dignidad y el sentido de la cátedra universitaria; no guardarán silencio cobarde ante la injusticia, ni se complicarán con tendencias regresivas" (La Semana Médica, No 18, 1931).

En 1932 fundó el Instituto Neuropático donde prosiguió con su labor asistencial y docente.

A fines de 1929 viajó con su esposa a Europa donde permaneció alrededor de 6 meses. De esta época data la Conferencia "El suicidio como venganza” pronunciada el 13 de marzo de 1930 en la Akademischer Verein ffir Medizimische Psichologie de Viena.

En colaboración con Leonilda, y por encargo del Gobernador Cárcano, llevó a cabo en 1933 un estudio sobre "Los menores desamparados y delincuentes en Córdoba".

Siguiendo su vocación política integró una fórmula por la Alianza Demócrata Progresista y Socialista como candidato a Gobernador.

En 1936 se separó de su primera esposa. Más tarde contrajo matrimonio con Isa Kremer, cantante rusa, de Odessa, fallecida en Córdoba en 1956, y luego un tercero con Dolores Oliva Soaje, música cordobesa que introdujo el método Suzuki para aprendizaje de violín en la Universidad.

A fines de 1936 fue como voluntario a España integrando las Brigadas Internacionales –que actuaron en el Frente de Madrid– como Comandante Médico. Para eso organizó y costeó una Misión Médica Argentina que se instaló en el Hospital de Chamartín de la Rosa, encargada de la atención neuropsiquiátrica de los pacientes evacuados del frente de guerra. Esa experiencia inédita en la psiquiatría argentina, le posibilitó escribir el libro “Neurosis en la Guerra".

A su regreso, en 1938, retomó su fecundo trabajo médico. Fue designado en París Presidente del Rassemblement Mondiale des Étudiants.

Ya en 1936 había fundado la Revista Psicoterapia, editada en Córdoba y en 1951 creó, junto al brasileño Claudio de Araujo Lima, la Revista Latinoamericana de Psiquiatría, de la que se publicaron 12 números.

Fue un infatigable viajero; en 1970, y después de uno de sus viajes, publicó "La Salud Mental en China”.

Organizador de jornadas y congresos nacionales e internacionales, en 1965 ejerció la Presidencia de la Asociación Psiquiátrica de América Latina.

De 1939 a 1945 se incorporó a los movimientos por la paz y contra el nazifascismo y el antisemitismo. Fue Presidente de la Asociación de Intelectuales Artistas y Periodistas de la Argentina. En 1946 fue designado por Naciones Unidas dentro del grupo de médicos y sanitaristas que fundó en París la Organización Mundial de la Salud.

Al cabo de una vida al servicio de sus ideales de justicia y progreso social, del culto de la amistad (Deodoro Roca, Enrique y José Barros, Alejandro Korn, Sebastián Soler, Mario Bravo, Alfredo Palacios, entre otros, se contaron entre sus amigos) y de la solidaridad (alojó en su casa a numerosos exiliados y visitantes extranjeros, entre ellos María Montessori, y Haya de la Torre), falleció en Córdoba el 5 de mayo de 1972.

 

 

Bermann reformista

 

Su libro "juventud de América", muestra su concepción y actividad dentro del Movimiento de la Reforma Universitaria.

No podemos dejar de hacer un pequeño cuadro de la ciudad de la Universidad trisecular, la de la Universidad de la Reforma, de profunda tradición católica, a la que llegara Bermann un día de 1921, el que en poco tiempo pasaría a tener un rol protagónico de importancia en ámbitos científicos, culturales y políticos.

Faltaban 30 años todavía para que, sobre todo a partir de la radicación de fábricas de automóviles, surgiera la Córdoba industrial de mediados de siglo (En la ciudad circuló un automóvil por primera vez en 1906).

Cuando en 1916 asumía Irigoyen la Presidencia de la Nación, en Córdoba lo hacía Eufrasio Loza como Gobernador por el Partido Radical. Pero este dominio duraría poco.

Así como se puede caracterizar a Córdoba como Universitaria y católica, también se puede afirmar su conservadurismo; esta corriente que venía gobernando desde el siglo anterior volvió al poder a través de Rafael Núñez (1919), Julio A. Roca hijo (1922) y, por segunda vez, Ramón J. Cárcano, en 1925. En esos años Bermann tuvo una destacada actuación en las campañas y actividades reformistas de la Universidad, desempeñándose en 1929 como Consejero de la Facultad.

Pero la agitación popular de Buenos Aires se reproducía en Córdoba. Allí también las guardias blancas salían a la caza de los rusos –que era como decir maximalistas– y de los catalanes, que eran sinónimo de anarquismo.

"Soplaban vientos de locura y el odio andaba suelto en las calles" dirá Ernesto Maury en “Los muchachos de antes".

El fraude electoral era una práctica constante que sólo se vería interrumpido en 1930 cuando se cortó la continuidad institucional por el Golpe de Uriburu. Éste envió como interventor a Córdoba a Carlos Ibarguren, quien diría del tristemente célebre creador de la Liga Patriótica: "mi amigo, el bravo y romántico Manuel Carlés", (La historia que he vivido, pág, 344).

Bermann fue el primer preso político universitario de la dictadura, situación que se repitió en varias ocasiones a lo largo de 1931. Asimismo, fue exonerado de la Universidad junto a otros profesores reformistas.

En las elecciones nacionales de 1931 triunfó la fórmula Justo-Roca y en la provincia se impuso, en 1932, Emilio Olmos. En la misma Bermann encabezó la fórmula de la Alianza Socialista-Demócrata Progresista, junto a Presaco, siendo la fórmula nacional Lisandro de la Torre-Nicolás Repetto.

En una época en la que los discursos políticos lucían por el vuelo dialéctico y la prosa florida, a veces las palabras no alcanzaban. Se recurría entonces al duelo de honor. En Córdoba José Aguirre Cámara lo hizo al menos en dos oportunidades, una con sable (1929) y otra con pistola (1932). Los médicos no eran ajenos a esta práctica. En Río Cuarto, en 1934, un galeno, Pedro Puri, terminó con la vida de otro, Carlos Piller. Bermann, que, como decía al principio, vivió los avatares del siglo, también tuvo su duelo de espada de doble filo y punta como epílogo de una fuerte polémica que mantuvo en 1931 con Benito Nazar Anchorena, por entonces Interventor de la Universidad de Buenos Aires.

En 1932 fue reincorporado al Consejo de la Facultad, siendo, poco después, exonerado nuevamente junto a Jorge Orgaz, acusados por su actuación durante la dictadura. El movimiento estudiantil respondió con movilizaciones y huelgas, que se mantuvieron durante casi un año hasta lograr la reincorporación.

En 1933, y como una evidencia más de la violencia política que sacudía la modorra provinciana, fue asesinado por fascistas de la Legión Cívica, en un acto realizado en Be1grano y Achával Rodríguez, el diputado socialista José Guevara. Una multitud de veinte mil personas, entre quienes estaban Alicia M. de justo y Alfredo Palacios, acompañó el sepelio. En 1935, en Plaza de Mercedes, en un grave enfrentamiento entre manifestantes radicales y la policía, murieron dos militantes y siete policías.

Mientras tanto, ante el fallecimiento de Emilio Olmos, asumía el Vicegobernador Pedro J. Frías.

Como se podrá comprobar en esta apretada síntesis, nuestra mediterraneidad siempre, hasta en la historia más reciente, se desenvolvió en un clima de conflicto más o menos latente entre el más retrógrado conservadorismo clerical y el gesto de rebeldía, del que Bermann no fue ajeno. Esto no hace más que repetir la epopeya fundacional de Don Jerónimo Luis de Cabrera, quien logró con tristeza y muerte la desobediencia que nos dio origen e identidad propia.

 

 

Bermann publicista

 

Bermann escribió mucho. Su evolución doctrinaría puede seguirse a través de sus escritos. Es allí donde el lector interesado podrá palpar la intensa pasión, la curiosidad insaciable, la vasta cultura y el ideario filosófico que, de manera amena pero sin concesiones, fue desgranando con la profundidad de quien busca y necesita explicaciones para una psiquiatría en permanente crisis. Recorrerla es un verdadero placer intelectual. El conjunto responde a distintas épocas, temas e intereses, pero se podría asegurar que está asentado mínimamente en tres sólidas columnas: una amplia bibliografía que cita sin retaceos y analiza con sentido crítico; su rica experiencia personal extraída del ejercicio de la clínica, en el lugar del acontecimiento, en el hospital, la cárcel o la calle; y una cultura general que le permite dialogar con Lucrecio, Rubén Darío, Shakespeare o Baudelaire. Esto en el marco de lo económico y social y con un método ordenado y riguroso que de ninguna manera opaca un estilo literario ameno para los temas que trata.

Como dijera el Profesor Gregorio Aráoz Alfaro: "Ya desde estudiante mostró esas cualidades poco comunes y más de una vez sus profesores debimos sentir en nosotros mismos la punta acerada de su pluma, incisiva, irónica, impregnada de gracia mordaz, nunca grosera ni vulgar".

Es fácil descubrir en él al hombre culto, en el más amplio sentido de la palabra. Cualquiera de sus trabajos muestra una bibliografía, sobre el tema que aborda, de una amplitud que habla no sólo de la calidad científica del estudio realizado, sino, y sobre todo, de la amplitud de escuelas y autores que recorre quien con la mente abierta se ofrece a procesar datos e ideas para sacar conclusiones propias que van delineando el propio perfil. Basta como muestra de lo dicho la conferencia de agosto de 1928 sobre la "Psicogénesis de la locura moral" luego publicada con una bibliografía de casi 60 autores que van desde Freud a Lombroso, pasando por Fray Mocho, Pascal y Rousseau. Lo expresará claramente en la Introducción al trabajo de juventud: “La Parálisis General Progresiva", en colaboración con el Dr. José T. Borda, realizado en el Hospicio de las Mercedes y publicado a fines de 1919, donde aparece claramente esa actitud abierta pero crítica de reconocimiento a los maestros junto a la construcción de una identidad propia.

"La copiosa bibliografía existente sobre la parálisis general progresiva señala, casi por unanimidad, ciertas características acerca de la edad, profesión, etc., en que con mayor frecuencia son atacados los que padecen de dicha afección. Sea por las variaciones que nuestro medio imprime a la parálisis general, sea por la calidad de los habitantes de nuestro país, que lo es de inmigración, lo cierto es que los resultados a que hemos arribado al final de esta investigación divergen, en algunas de sus conclusiones, de las inferencias generales aceptadas; así, por ejemplo, en lo que se refiere a las profesiones y a la nacionalidad. Bien puede ser también que la mayoría de los autores se hubieran basado en la autoridad de los maestros y hubieran aceptado sin discusión el criterio que éstos emitieron, pues a pesar de una requisa minuciosa, sólo hemos hallado contadas estadísticas de valer, tal vez por la escasez de bibliografía a nuestro alcance".

Dirá en su trabajo “La obra científica de José Ingenieros" (La Semana Médica, 1929), leído en la clase inaugural de la Cátedra de Medicina Legal y Toxicología de la Facultad de Ciencias Médicas de Córdoba:

"En este momento en que la voz se multiplica en el eco de tantas almas jóvenes, cumplo regocijado con una noble tradición que impone al nuevo profesor expresar su deuda de gratitud, evocando aquellos de mis maestros que han nutrido mi espíritu con sus enseñanzas en la ciencia y en la vida... Pero el que más influyó en mí fue José Ingenieros", Aunque nunca dejó de reconocer a otros como Alejandro Korn y Telémaco Sussini (Profesor de Anatomía Patológica).

 

 

Bermann y el Psicoanálisis

 

Hoy es indudable que el Psicoanálisis, al menos como teoría psicopatológica, arriba a Córdoba de la mano de este joven docente porteño, que como decía en otro trabajo, se disponía a "abrir un espacio a eso nuevo” porque él mismo tenía ese "espacio disponible para todo lo que ayudara a entender algo de lo que pasaba con sus pacientes". A Bermann le debemos las primeras noticias, las primeras enseñanzas de la psicodinamia de la formación de síntomas. Esto se puede comprobar fácilmente en la lectura de sus primeros escritos de la década del '20. Es interesante también el uso que hace de las explicaciones psicogenéticas freudianas en los informes periciales en su función de Médico Legista, como por ejemplo el del 19 de noviembre de 1930 a un juez Federal de Córdoba y publicado luego como "Homicidio. Forma abortiva del delirio de interpretación” (No, 22 de La Semana Médica, 1932).

Esto será una constante durante toda la década del '30 y hasta comienzos de los '40.

En “Las neurosis en las guerras" de 1941 sostiene todavía: «El método típico de la gran psicoterapia es el psicoanálisis. Nadie que se considere hoy digno de llevar el título de psicoterapeuta puede ignorar sus directivas. Es el método etiopatogénico por excelencia. Y aún cuando no se lo aplique conforme a las normas ortodoxas, deja tantas enseñanzas, que no se podrá prescindir de él en el tratamiento de las neurosis, también las de la guerra. Es en realidad la vía regia de la psicoterapia".

No es casual que en el Nº 2 de la Revista Psicoterapia fundada por Bermann en 1936 y que se agotó con el Nº 4 de 1937, las referencias a los autores psicoanalíticos –incluso a la tesis de Lacan, “La psicosis paranoica y su relación con la personalidad”– en un artículo de Emilio Pizarro Crespo, se conviertan en la primera mención que se hace de esta investigación en la Argentina. Es probable que sea también la primera mención del nombre de Lacan en Argentina.

Incluso Angel Garma, quien sería uno de los fundadores de APA en 1942 y que todavía no había llegado exiliado a nuestro país, publicaba en Psicoterapia.

Un dato difícil de comprobar –ya que no está fehacientemente documentado– es la presencia de Bermann en una reunión preparatoria realizada en Buenos Aires por el grupo fundador de APA en el año 1940, en la que, aparentemente, se produjo la ruptura final con el psicoanálisis, en la que habrían tenido que ver el tema del análisis didáctico y su práctica por no médicos, como lo expresara en “La terapia Psicoanalítica”.

Lo que sí es cierto es que hay un motivo de fondo que se puede pesquisar en sus escritos, como por ejemplo en "Hechos Tenaces”: "La experiencia que adquirí en la guerra de España y la conmoción política en que ella se produjo, tuvieron mucho que hacer en el cambio". También en “Psicoanálisis: ideología y práctica" en el que disiente con Bleger respecto a entrar o no en el Psicoanálisis, en tanto que, una vez adentro se forma parte de una secta similar a la de sacerdotes y militares, que funciona con leyes propias y que crean su propio poder.

Se hace fuerte la crítica a los psicoanalistas en su esfuerzo de integrar los conocimientos pav1ovianos y los componentes sociales de la enfermedad para fundar una "psicopatología científica" y una "psicoterapia racional” sin desconocer los aportes del psicoanálisis “incorporados a la medicina y a la psicología" y que "constituyen parte del patrimonio común". (En “Los aportes del psicoanálisis”).

Es que el intento frustro de conformar un discurso de Freud y Marx, que sirviera a una práctica del arte de curar propia del discurso médico, junto a una práctica política concreta, no podía terminar sino en la hibridez conceptual que caracterizó éste y otros episodios similares que ocurrirían después.

Los mismos pioneros del Psicoanálisis quedaron embanderados en la lucha antifascista (Guerra Civil Española, Segunda Guerra Mundial) y se convirtieron en detractores del Psicoanálisis, ruptura que llevaría años restablecer.

 

 

Bermann y la Sociopsiquiatría

 

En “Nuestra Psiquiatría” (1960) es quizás donde encontramos el Bermann de la madurez teórica entroncado con el joven Profesor de la época de Prostitución y Clandestinismo en Córdoba de 1933, Toxicomanías de 1926, La familia obrera en Córdoba de 1934, y La explotación de los tuberculosos de 1941.

Es aquí donde planteó claramente que el deterioro de la Salud Mental en el mundo occidental iba estrechamente unido al deterioro social, mostrándose insatisfecho con los estudios de la psiquiatría social realizados hasta el momento, por falta de “comprensión de conjunto’ para recién poder "entrar en su estudio sistemático".

"Para explicar el fenómeno psiquiátrico de nuestro tiempo, el especialista tiene que tomar en cuenta los enfermos en particular, pero tendrá que estudiar las condiciones mediatas, todo lo que determina y condiciona la Salud Mental de un pueblo, en una época". Para esto consideró de suma importancia los aportes de la Antropopatología Cultural.

Aquí lo que quedará definitivamente planteado es si de lo que se trata es de adaptar el paciente a una estructura social dañosa o bien desde el punto de vista de la Salud Mental es psicoterapéuticamente recomendable desadaptar, abandonar los estereotipos para responder en el orden individual y en las estructuras a los cambios necesarios y urgentes.

Dijo: “La Salud Mental consiste entonces, en el coraje de modificarse a sí mismo en la medida necesaria, en crear nuevas formas de conciencia, en el no conformismo, en una rebelión constructiva" (La salud mental y la asistencia psiquiátrica en la Argentina).

Es que de ninguna manera le alcanza la mera unidad bio-psicológica. La inclusión de lo social, pero no desde la concepción médica de "sociedad enferma” sino desde una concepción de lo sociológico rigurosamente científica que incluye un abordaje político de la realidad tanto nacional como mundial, lo llevaron a afirmar que "el conocimiento y el pensamiento se hacen acción y conducta, sobre todo en ciertas épocas..."

Conciencia profesional y conciencia cívica van inevitablemente unidas "... Hay que estudiar mucho, comprender mucho, saber mucho, no sólo con la inteligencia, también con el corazón (Conferencia pronunciada en el Colegio Médico de Cuba en 1960, Anales Argentinos de Medicina, 1962) n

 

 

* Médico psiquiatra. Psicoanalista. Miembro del Capítulo de Historia de la Psiquiatría de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA). Ituzaingó 670, 9o "C". 5000 Córdoba.

El autor agradece especialmente  a la Dra. Sylvia Bermann, quien, con su generosidad natural, puso a su alcance material indispensable para la elaboración de este trabajo.

 

Bibliografía

 

• BERMANN, G., Nuestra Psiquiatría. Bs. As. Paidós 1960. • BERMANN, G., Problemas Psiquiátricos. Bs. As. Paidós. 1965. • BERMANN, G., Las Psicoterapias y el Psicoterapeuta. Bs. As. Paidós. 1964. • BERMANN, G., La Salud Mental y la Asistencia Psiquiátrica en la Argentina. Bs. As. Paidós. 1965. • BERMANN, G., Toxicomanías. Córdoba. Luz Ferrando. 1926. • BERMANN, G., La Semana Médica. 1928 - 1929 - 1931 - 1932 1942. • BERMANN, G., Anales Argentinos de Medicina. 1962. • BERMANN, G., Revista Latinoamericana de Psiquiatría. 1951 - 1954. • BERMANN, G., Psicoterapia. Córdoba. 1936 - 1937. • BERMANN, S., Entrevistas personales. • BERMANN, G., Material mecanografiado. • FITÓ, J. L., Para una historia del Psicoanálisis en Córdoba. El Psicoanálisis en el siglo. julio 1993. Córdoba. • FITÓ, J. L., Toxicomanías. Un abordaje desde la Sociopsiquiatría. (Presentado en la Feria del Libro. Córdoba. 1997). • GORDANO, R., El Psicoanálisis en Córdoba: Una cronología. El Psicoanálisis en el siglo. Junio 1995. Córdoba. • TORRES, E., Psicoanálisis de Provincia. El Psicoanálisis en el siglo. Junio 1995. Córdoba.