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Primera parte

 

Antecedentes de la Terapia Familiar en la Argentina

Florencia A. Macchioli*

 

En el siguiente artículo desarrollaremos los antecedentes de la Terapia Familiar en la Argentina a través de un relevamiento inicial de fuentes. A partir de las principales publicaciones de la década del ´60 abordaremos a los diferentes autores que escribieron sobre este tema, tratando de observar cómo fue recepcionada, difundida y recreada durante sus inicios. Sólo tomaremos para este trabajo los aportes que se desarrollaron puntualmente durante la década del ´60, para remitirnos a un análisis más riguroso y exhaustivo.

En relación a las investigaciones llevadas a cabo sobre historia de la Terapia Familiar en la Argentina, encontramos una escasa producción. La primera autora que se ocupó del tema, la norteamericana Florence Kaslow, hace una breve historia de esta corriente en distintos países, entre ellos Argentina. Esta primera historia desconoce cuáles han sido los autores que dieron origen a esta corriente en Argentina, comenzando a historizar a partir de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar fundada en 1978(1) sin nombrar (y reconocer) quiénes han sido los autores que ya hacía dos décadas habían introducido las teorizaciones estadounidenses sobre el tema, y habían escrito artículos, dado clases, investigado y practicado en hospitales, consultorios públicos y privados este nuevo abordaje. En respuesta a este artículo María Rosa Glasserman –co-directora del Centro de Familia y Pareja, institución fundada en Argentina en 1979– escribe una breve reseña sobre la historia de la terapia familiar en el país(2) incluyendo algunos de los autores que abordaremos en el presente trabajo, principalmente la figura de Enrique Pichon Rivière. Por último, Juan Carlos Nocetti, escribió en este último año Familia y Psicoanálisis en Argentina. Apuntes para una historia conceptual, libro en el que dedica parte de un capítulo sobre algunos de los antecedentes que retomamos en el presente trabajo.

El panorama intelectual durante esta década se ve reflejado en “el impacto de ciertos procesos sociales, culturales y políticos que se abre a la Argentina después de la caída del primer peronismo, sintetizados en una expresión: la sociedad y la cultura de los ´60”(3). Recordemos que en 1957 se forma el CONICET(4), y al año siguiente la editorial EUDEBA(5). La difusión de diversas áreas científicas y la cantidad de ediciones de esos años no ha sido igualada hasta la actualidad. Se crean a fines de los ´50, por mencionar sólo algunas, las carreras de Sociología y Psicología. Esta última poseía una tendencia hacia los ámbitos públicos (hospitales, instituciones, sociedad) y éste sería un campo propicio para la expansión del psicoanálisis. Esta teoría ya había comenzado a desarrollarse en el país dos décadas atrás, y para estos años, comenzó a “proyectar al psicoanálisis a un espacio general de producción de conocimientos y de promoción de valores”, intentando construir un “destinatario socialmente ampliado”(6).

Dentro de este contexto se irán desarrollando en psiquiatría y psicología una diversidad de aportes teóricos y prácticas absolutamente novedosas, tales como la revolución de la psicofarmacología –con el descubrimiento de las nuevas drogas para tratar las enfermedades mentales–, las psicoterapias breves de distintas clases, la reflexología y el psicodrama, entre algunas de las más reconocidas. A fines de los ´50 comenzó a incorporarse y expandirse la psicoterapia de grupos y de su mano el grupo primario: la familia. Este hecho posibilitó la entrada de la psicoterapia familiar como otra alternativa de tratamiento para las enfermedades mentales durante los ’60.

Para desarrollar algún comentario sobre Terapia Familiar y grupos en general, debemos comenzar, sin duda, por Enrique Pichon Rivière, principal precursor de esta corriente en la Argentina. A lo largo del trabajo retomaremos a los discípulos que han proseguido con su teorización y las contribuciones particulares de cada uno de ellos a través de los artículos seleccionados. Como veremos, la mayoría ha tenido algún contacto con Pichon o sus teorías, y muchos de ellos reconocen explícitamente sus aportes, debido a su lugar destacado dentro de la psiquiatría y el psicoanálisis en el país, “un faro inigualable del campo `psi´ de los años ´60”(7).

Dentro del recorrido profesional de Enrique Pichon Rivière (1907-1977), nos detendremos en algunos hitos esenciales para este trabajo. Se recibe en 1936 como médico psiquiatra. Al año siguiente se casa con Arminda Aberastury y al poco tiempo concursa e ingresa al Hospicio de las Mercedes (actual Hospital José T. Borda) donde trabajará los siguientes 11 años, hasta su renuncia en 1947 por razones políticas. Allí realizó tareas con grupos de enfermeros donde crea la técnica de “Grupos operativos”. También genera, entre otros aportes, un servicio exclusivo para adolescentes, la sala de “Edad Juvenil”, cuando hasta ese momento los jóvenes eran ubicados y tratados junto a los niños o adultos. En estos años Pichon también comienza a formar parte del “Servicio de Admisión” donde, al trabajar con urgencias psiquiátricas, comienza a observar como un dato significativo de qué manera llegaba el paciente en relación a su familia (ausencia o presencia, roles adjudicados, culpas, crisis familiares anteriores, conducta del paciente y sus intercambios con la familia). A partir de allí comenzaría a trabajar con el paciente y su grupo familiar, que presente o no, “trata de retomar esta idea de que el sentido del síntoma está ligado a la historia del sujeto, pero ampliando la noción de historia hacia la de historia personal, familiar y social”(8).

Funda en 1942 –junto a Angel Garma, Arnaldo Rascovsky, Ernesto Cárcamo, Marie Langer y Guillermo Ferrari Hardoy– la Asociación Psicoanalítica Argentina. En el mismo año es nombrado miembro didáctico de la Asociación y su primer artículo en la Revista de Psicoanálisis “Los dinamismos de la epilepsia” aparece en el primer número en 1943. Publicará varios artículos en esta revista hasta 1961. Entonces comienza a formar, en sus cursos de psiquiatría en el Hospicio, a una cantidad de discípulos muy renombrados como José Bleger, David Liberman, Edgardo Rolla, entre algunos de los que ya estaban en la APA. Comenta Ana Pampliega de Quiroga: “Si tengo algo para decir de él, es hasta que punto es fuera de lo común que una persona que es un maestro, permita tanto el crecimiento de sus alumnos (...) era un gran estimulador de ideas”(9). En este sentido, podemos corroborar la frase con los desarrollos de varios discípulos que han creado interesantes y novedosos aportes en los años posteriores a su formación.

Dentro de su caracterización como analista comenta en una entrevista “En ese tratar de hacer consciente lo inconsciente, empecé como analista ortodoxo. Posteriormente pasaría a desarrollar el psicoanálisis social y allí comenzarían mis dificultades con la Asociación Psicoanalítica Argentina, a tal punto, que durante un lapso, he estado alejado de la misma. Aunque, debo aclararlo, actualmente soy miembro de la APA”(10). A partir de allí encontramos la incorporación del sujeto social dentro de su concepción que dará lugar a la Escuela de Psiquiatría Social durante los ´50 y a la fundación del Instituto Argentino de Estudios Sociales (IADES), que más tarde, durante los ´60, convergerá en la Escuela de Psicología Social. A partir de estas instituciones comenzará a crearse un nuevo rol profesional para terapeutas como operadores sociales. Vale aclarar que la carrera de psicología había comenzado pocos años antes, primero en Rosario en 1956 y luego, en 1957, en la Universidad de Buenos Aires. Durante los ´60, paralelamente, comenzó una proliferación de instituciones por fuera de la APA, que hasta ese momento era la única Asociación argentina reconocida por la Asociación Psicoanalítica Internacional. Así aparece un desarrollo alternativo del psicoanálisis donde “la creación de instituciones autónomas, dirigidas por psicólogos no pudo evitar que surgiera en muchos una consciencia de su dependencia bajo la hegemonía psicoanalítica. (...) La desigualdad profesional entre psicólogos y psicoanalistas –identificados siempre como miembros de la APA– se volvió intolerable”(11). No abordaremos la complejidad de esta temática en el presente trabajo, pero sí vale presentar el marco académico y profesional por el que atravesaban las instituciones ya creadas y por crear, y mostrar cómo el psicoanálisis se encontraba en la base misma de la formación del psicólogo y de los fundadores de las diferentes instituciones. Veremos más adelante cómo los conceptos psicoanalíticos se encuentran presentes en todas las líneas abordadas dentro de este trabajo. Es interesante observar que ya desde Pichon encontramos esta estructura particular dentro de la formación, en la que se parte del psicoanálisis de la APA para llegar a la Psicología Social, incorporándose las relaciones vinculares, históricas y sociales, entre ellas la familia.

Luego de este sucinto recorrido por la vida y obra de Pichon Rivière, nos adentraremos en sus aportes más representativos para el tratamiento del grupo familiar. No ha dejado demasiada obra escrita, por lo que en general nos encontramos con recopilaciones, entrevistas, desgrabaciones de clases, y los artículos que él mismo escribía donde condensaba varias de sus ideas.

Dejando de lado que el primer artículo publicado en Acta sobre esta temática le corresponde, a través de los apuntes de clase recopilados por Fernando Taragano –dictadas en 1957–, y publicados bajo el título Teoría del vínculo, se puede comprender con mayor claridad cuál es la concepción teórica de este autor en relación a la familia. Pichon, a pesar de tomar teorías preexistentes, lograba incluirlas dentro de una lógica totalmente novedosa y coherente. Podemos encontrar así, desde el psicoanálisis y una recepción de Melanie Klein bastante particular, hasta la teoría de campo de Kurt Lewin, los roles tomados de la Psicología Social norteamericana desarrollados por George Mead, el concepto de Gestalt y la teoría de la comunicación, entre algunas de las líneas más destacadas. Logra entrelazar en una teoría original diferentes perspectivas incorporándolas en lo que él conceptualizó como “epistemología convergente”.

Al respecto Taragano comenta “concibe la persona como una totalidad integrada por tres dimensiones: la mente, el cuerpo y el mundo exterior, que integra dialécticamente.”(12). De esta manera Pichon entiende al individuo como “el interjuego establecido entre el sujeto y los objetos internos y externos, en una predominante relación de interacción dialéctica (...) Esto le permite desarrollar una psiquiatría centrada en el estudio de las relaciones interpersonales que denomina Psiquiatría del Vínculo, psiquiatría dinámica que construye con los postulados del psicoanálisis.”(13). Al analizar el vínculo patológico que el sujeto establece con el otro logra establecer qué perturba a la estructuración de la personalidad y cómo rectificarlo. Este hecho abre una dimensión completamente nueva en relación a los abordajes anteriores. Ya no toma al individuo aislado sino al individuo en grupo, especialmente el grupo familiar, donde encuentra “el conjunto de fuerzas que actúan en el medio familiar del cuál emerge la enfermedad mental”(14). De este modo, logrando comprender cuáles son los vínculos que el enfermo establece con cada miembro del grupo familiar, se obtendrá la descripción de su cuadro clínico interno. A través del estudio de la familia a nivel psicosocial, sociodinámico, institucional y comunitario se logra “un cuadro completo de estructura mental y de los motivos o causas que presionaron sobre el paciente y provocaron la ruptura de un equilibrio que hasta ese momento se mantenía más o menos estable.”(15). El diagnóstico familiar se basa en estos cuatro niveles. La psicosis dentro de esta concepción aparecería como un emergente original, consecuencia de la ruptura del equilibrio familiar, y la persona enferma, entonces, asumiría funciones de liderazgo por ser el miembro más enfermo. Todo se organizaría entonces en una Gestalt en la que se incluyen el paciente y su familia, siendo la enfermedad un emergente de esa totalidad.

El campo psicológico para Pichon es “el campo de interacciones entre el individuo y el medio. Por eso podemos expresar que el objeto mismo de la psicología es el campo de la interacción”(16). De esta manera también fue uno de los primeros en incluir el problema de la comunicación en función al vínculo, y por esta vía resolver las dificultades en las relaciones interpersonales en los pacientes. Así podría trabajarse a través de los “patterns” de conducta que se establecen en un vínculo determinado. Esta temática será retomada en investigaciones posteriores por Carlos Sluzki.

Pichon en 1960 escribe su único artículo de Acta incluyendo al grupo familiar: “Empleo de Tofranil en psicoterapia individual y grupal” y escribe: “La emergencia de una neurosis o psicosis en el ámbito de un grupo familiar significa que un miembro de este grupo asume un rol nuevo y se transforma en el portavoz o depositario de la ansiedad del grupo (...). El enfermo es alienado por su grupo inmediato”(17). De este modo el mismo grupo estereotipado será el “instrumento de la acción correctora”, usando la técnica de los grupos operativos. El pronóstico de la enfermedad está en relación directa con la receptividad o no del grupo, transformando un círculo vicioso en “un círculo beneficioso”, que produzca situaciones de cambio y que transforme al grupo familiar en una estructura funcional. Al respecto Nocetti comenta “Podríamos colocar en 1960 el punto de parida de la extensión de un modelo sistemático grupal y vincular que define al `Grupo Familiar´ como unidad no solo diagnóstica, pronóstica y psicoprofiláctica sino también como unidad del tratamiento”(18).

A pesar de la escasa producción escrita, Pichon formó a muchos profesionales a través de sus clases dictadas en diversos ámbitos, como es el caso del Hospicio de las Mercedes, por lo que vemos el desarrollo de sus conceptualizaciones en varios de sus seguidores. Así encontramos referencias de Pichón en artículos de David Liberman, Jaime Szpilka, Isidoro Berenstein, Fernando Taragano y Emilce Dio, entre otros.

Comenzaremos a comentar, ahora que poseemos el marco desde el que prácticamente todos los autores se despliegan, tres publicaciones que han sido seleccionadas por su importancia y aportes en la comunidad científica argentina. Todas ellas incluyen de manera directa o indirecta lo que dio origen a la Terapia Familiar en la Argentina. Para lograr jerarquizar estos aportes en función al momento histórico en que cada una de ellas se creó y desplegó serán abordados de modo cronológico en función a la fecha de comienzo de cada publicación. Dejaremos de lado en este trabajo a los autores que no han publicado en estas revistas, aunque no dejamos de reconocer sus importantes conceptualizaciones y publicaciones para el desarrollo posterior de esta corriente.

 

 

Revista de Psicoanálisis, Asociación Psicoanalítica Argentina

 

La Revista de psicoanálisis comienza a publicarse en 1943, al año de fundarse la Asociación Psicoanalítica Argentina. Ya en el primer número se encuentran artículos centrados en el tema de la infancia. El campo psicológico durante la década del ´40 y ´50 en relación a la terapéutica del grupo familiar estaba planteado desde la psicoterapia de niños y el trabajo con los padres necesario para llevar a cabo dicho tratamiento. Las dos líneas hasta ese momento presentes en Argentina eran las de Arminda Aberastuy(19), a través del psicoanálisis de niños y la de Telma Reca, en psiquiatría infantil con una línea que integraba diferentes teorías en el trabajo con niños.

1. Comenzaremos por aclarar que no se observa, ni antes ni durante los ´60, ningún trabajo que lleve por título o referencia a la Terapia Familiar o al Grupo Familiar en la Revista de Psicoanálisis; en estos momentos sólo se centraba en el sujeto individual. Por lo tanto, este recorte será un cierto forzamiento de la temática en función a su contextualización.

Respecto a los desarrollos sobre “familia” aparecen, en primera instancia, los aportes de Arminda Aberastury, desde el psicoanálisis de niños y la relación con los padres dentro del análisis. Su primer artículo aparece en 1946(20) y encontramos trabajos hasta 1965 sobre esta temática. No se observa a la familia como tal, sino el análisis intrapsíquico de las fantasías del niño, y en segundo plano la incidencia de los padres sobre el análisis, a excepción de un artículo de 1957: “La inclusión de los padres en el cuadro de la situación analítica y el manejo de esta situación a través de la interpretación”. En este trabajo comenta que en ciertas circunstancias (como la corta edad del niño, ansiedades o situaciones especiales) será necesario considerar a “la pareja madre e hijo o padre e hijo como una sola persona: el paciente”, agregando en una nota al pie “el grupo familiar estaba tan comprometido en la situación (...)”(21). Pero agrega finalmente “Técnicamente mi convicción de que es necesario enmarcar la situación analítica en la relación con el niño tal como se desprende de este material aún cuando los padres estén incluidos en la sesión, es el desarrollo de mi punto de vista técnico sobre cómo actuar con las entrevistas con los padres”(22). Esto implicaría cierto movimiento a una concepción familiar, pero queda explícito que el centro del tratamiento no deja de girar en torno al niño. Publicará en 1962 “Teoría y técnica del psicoanálisis de niños”, uno de los principales libros sobre esta materia(23).

2. Un segundo punto a tomar en cuenta han sido los desarrollos de David Liberman(24). Tomaremos dos temáticas que ha desarrollado en función a nuestros intereses: el conflicto matrimonial y la incorporación de la teoría de la comunicación.

Respecto al primer punto, escribe dos artículos sobre conflicto matrimonial en 1956 y 1958(25). En ellos se refiere a la relación entre estos conflictos y la identificación proyectiva. Tiene por objeto dilucidar el comportamiento del paciente con sus familiares, observando para ello su comportamiento frente a las interpretaciones. En esos artículos hace mención a la “neurosis familiar” y comenta: “El paciente cumple un rol estereotipado por un patrón de adaptación grupal. La base de la estabilidad familiar reposa sobre un vicio de información (...). La posición depresiva se establece en la neurosis familiar con el fin de estabilizar la organización de la familia y preservarla de nuevos daños”(26). Sobre estos artículos Nocetti comenta: “por primera vez se advierte el peligro de no tomar en cuenta los efectos de una perturbación ´relacional` sobre la transferencia”(27).

La segunda cuestión se refiere a la Teoría de la Comunicación. Proponemos este aporte ya que lo retomaremos más adelante con la lectura que hace Carlos Sluzki(28) de estos mismos autores pero desde otra perspectiva. El primero de esta serie de artículos de Liberman es de 1961, y plantea aplicar los conceptos de la teoría de la comunicación al psicoanálisis. Toma para este fin a Jürgen Ruesch, –autor norteamericano que escribió un par de títulos junto a Gregory Bateson– quien desarrolló una clasificación psicopatológica basada en el modo de recepción y transmisión de la información en una relación bipersonal(29). Liberman retomará los tipos que este autor ha planteado pero los profundizará con los postulados psicoanalíticos básicos de orientación kleiniana, ausentes en la obra de Ruesch, tales como la fantasía inconsciente, las relaciones objetales y las ansiedades básicas. Posteriormente escribirá un trabajo donde, a partir del término “Entropía”, proveniente de la termodinámica desarrollará qué significa este término para el psicoanálisis (el concepto estaría relacionado al instinto de muerte) y cuál es su significado para la teoría de la comunicación y la teoría de la información (semejante a la incertidumbre). Retoma términos de estas teorías y las aplica al proceso psicoanalítico, haciendo hincapié en las perturbaciones de la comunicación. Plantea como conclusión poder establecer conceptos teóricos distintos, donde se incluirían aspectos de la teoría de la neurosis y de la técnica, “centrándose en dos series complementarias interactuantes durante la sesión: el paciente y el terapeuta”(30). Vemos, por lo tanto, que el planteo de Liberman se centra predominantemente en la relación terapéutica y en la comunicación como elemento diagnóstico dentro de la terapia individual(31), a diferencia de Sluzki que tomas estos aportes en relación a la Terapia Familiar específicamente.

3. ¿Por qué tomar estos desarrollos de una publicación que no habla de la Terapia Familiar? Principalmente por dos motivos. Primero porque nos muestra cuál es el panorama en el que se insertarán los nuevos aportes de la Terapia Familiar específicamente, ya que esta publicación ha sido una de las hegemónicas dentro de la producción científica y académica durante los inicios de la psicología en Argentina, aportes que se incorporaron de lleno en la formación de la Carrera de Psicología y en Salud Mental. Aportes ineludibles para comprender cuál es la base teórica en la que se incorporarán y elaborarán las nuevas conceptualizaciones internacionales. Segundo porque la construcción de la corriente de Terapia Familiar ha transitado un proceso que requirió ciertos pasos que es necesario explicitar para comprender cuáles han sido sus desarrollos posteriores, sus principales autores y en qué instituciones logró incorporarse esta modalidad. Muchos de estos autores desarrollaron esta temática en otras publicaciones, a la par de sus artículos en la Revista de Psicoanálisis, ya que en el marco de la APA sólo se publicaban artículos que desarrollaban temas sobre el sujeto individual. No hay que dejar de tener en cuenta que para ese entonces solo era “Psicoanálisis” lo que implicaba cuatro sesiones semanales de cincuenta minutos cada una con diván, entre algunos otros requisitos. Todo lo que no respondiera a este dispositivo, aunque fuese practicado por psicoanalistas, era “Psicoterapia”. A partir de este marco es interesante señalar el aporte de Liberman en su lectura de la teoría de la comunicación, incluyendo en el setting analítico la temática de los vínculos interpersonales en la transferencia y contratransferencia.

 

 

Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo,

Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo

 

Esta asociación se funda en la década del ´50 con mayoría de miembros de la APA. Entre algunas de las figuras principales encontramos a Marie Langer, Emilio Rodrigué y León Grinberg(32). A partir de 1961 –año en que comienza a publicarse la revista de la asociación– hasta 1965 (en que se interrumpe hasta 1982) pueden observarse dos aportes principales para la corriente de Terapia Familiar. Uno centrado en los artículos, otro centrado en las “Actualizaciones” donde figuran los comentarios de libros editados en esos años. Cabe destacar que la directora de esta publicación ha sido Janine Puget, ex miembro de la APA, actual miembro de APDEBA(33), autora que posteriormente ha ocupado un lugar destacado en las producciones sobre la temática de Terapia Familiar. Recién en 1982, con la reanudación de la publicación, escribirá junto a Isidoro Berenstein(34) un artículo sobre psicoterapia de pareja(35).

1. Los artículos directamente relacionados con la familia no se mencionan con el concepto de “Terapia Familiar”, sino que se los nombra como “Grupo de niños”, “Grupo matrimonial” o “Grupo familiar”.

Coincidentemente con la Revista de Psicoanálisis, el primer artículo en esta revista es de Arminda Aberastury, en 1961 –ya para esta altura, una de las principales exponentes en Argentina sobre psicoanálisis de niños y el trabajo con los padres– sobre “Grupo de orientación a madres”(36). La mayoría de estos artículos, salvo dos de ellos, se refieren a casos de la práctica en consultorios privados. En el de A. Aberastury se realiza una investigación con “niños institucionalizados” que fueron abandonados por sus madres y se encuentran en una dependencia del Ministerio de Asistencia Social y Salud Pública donde un equipo perteneciente a esta entidad realiza la investigación(37). El segundo se realiza con familias del Hospital de Niños. En él aparecen desarrollos similares a los que se observan en un artículo anterior, donde este equipo de trabajo publicó los resultados de esta misma investigación, pero de un modo más detallado(38). Uno de sus objetivos principales es lograr “una asistencia más rápida y eficaz a un mayor número de pacientes (...) con una modalidad terapéutica de corta duración”(39), único artículo en la “Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo” que habla sobre la variable temporal.

El marco teórico que predomina en la mayoría de los artículos es el psicoanalítico de escuela inglesa. También se mencionan aportes de Telma Reca y Enrique Pichon Rivière en relación a técnica y teoría de grupos. En estos artículos la tarea del terapeuta oscila, entre centrarse casi exclusivamente en interpretar los conflictos intrapsíquicos e interpersonales en el aquí y ahora, o tomar una postura más educativa en relación a los niños. Hay pocas referencias en todos ellos a la familia en su totalidad –en el único artículo que se toma esta postura es en el equipo del Hospital de Niños– y la mayoría se centra más bien en la concepción de la familia en díadas como la materno-filial o conyugal.

2. El segundo aporte dentro de esta revista aparece en la sección de “Actualizaciones”, donde se comentan catorce libros y capítulos que van publicándose antes y durante los ´60 sobre varias temáticas inherentes a grupos entre ellos, familia, y grupos primarios (incluidos en la sección de “Familia”). Entre los libros que se comentan interesa destacar dos cuestiones. La primera se refiere a los autores de los libros y capítulos comentados, la segunda sobre los temas abordados.

En relación a los autores, cabe señalar que sólo dos son argentinos, ambos discípulos de Pichon Rivière: José Bleger y Edgardo Rolla. Ambos escriben estos textos junto a sus esposas (Lily Bleger y Josefina Marín Rolla respectivamente). Aunque ninguno de ellos ha escrito un libro dedicado a “La familia” o “Grupo familiar”, sí diferentes artículos y capítulos dentro de libros dedicados a grupos o publicaciones destacadas de la época. Bleger le dedica un capítulo en su libro “Psicohigiene y psicología institucional” y participó en el coloquio Acta 1965 –dedicado a “Familia y enfermedad mental”– como algunos de sus principales aportes en este área. Por su parte Rolla le dedica un capítulo en su libro “Psicoterapia individual y grupal” de 1962 y publica algunos artículos en Acta como ya hemos mencionado. Entre los autores internacionales el más destacado es Nathan Ackerman(40); se comenta la traducción de su libro “Diagnóstico y tratamiento de las relaciones familiares” –editado en castellano en 1961 por Hormé, editorial perteneciente a Paidós, creada en 1945 por Jaime Bernstein y Enrique Butelman– como una de las principales precursoras de las traducciones norteamericanas sobre el tema durante las décadas del ´50 y ´60.

Entre las temáticas abordadas principalmente aparecen “la neurosis familiar y matrimonial”, la “psicopatología familiar”, el “grupo familiar” y relaciones familiares vistas desde la perspectiva de la “salud” o “normalidad”. Secundariamente aparecen temas como la “pareja moderna”, la influencia familiar en las enfermedades psicosomáticas y los grupos primarios.

Algunos de estos artículos toman varios conceptos psicoanalíticos y de teoría de la comunicación. El tema de la moral aparece de modo significativo como vector de las llamadas “familias sanas”.

En función a las relaciones familiares, se hacen desarrollos teóricos interesantes esbozando hipótesis como “familias con baja interacción en el hogar presentan un alto grado de patología”(41), “los padres son quienes estructuran la pauta de comunicación”(42) o características para la distribución de roles parentales. Por su parte Ackerman plantea correlacionar los procesos psicológicos individuales con la conducta familiar para poder ubicar el diagnóstico clínico y la terapia individual dentro del diagnóstico y terapia de la familia. Plantea a “la familia como portadora de ansiedad y conflicto y como conductora del contagio de la enfermedad mental”(43). Toma los desarrollos de Erich Fromm(44) para describir los aspectos positivos de la salud mental, no centrándose solamente en la falta de enfermedad mental. Se trataría de “llamar normal o sana a una persona si puede cumplir con sus roles sociales y participar en la reproducción de la sociedad. Desde el individuo vemos la salud o normalidad como el óptimo de crecimiento y felicidad del individuo”(45). El mayor cuestionamiento de este autor se centra en que no habría ningún buen tratamiento si no se considera globalmente al individuo, lo que significa tomar en cuenta su ambiente y las interacciones con el mismo, lo que implica centrarse en su grupo familiar.

Bleger, por su parte, hace un análisis riguroso sobre las patologías familiares centrándose en “el diagnóstico, pronóstico, terapéutica y profilaxis de los desórdenes del grupo familiar”(46), clasificando a las familias como “aglutinadas o dispersas”; según el grado de rigidez de estas características aparecerían estructuras familiares esquizoides, epileptoides o cicloides, basándose el diagnóstico en la estructura predominante. Tanto para Bleger como para Rolla la familia aparece como una unidad donde no hay un paciente designado sino que la enfermedad es del grupo familiar en su totalidad, por lo que en ambos se habla de estructura familiar, o enfermedad familiar donde uno de los miembros ha sido elegido como depositario de las ansiedades familiares.  Para Rolla el tratamiento se centra en restablecer la comunicación entre los miembros a través de un trabajo en equipo entre el médico, el enfermero o asistente social(47).

En este sentido, ambos son fieles continuadores de su maestro: Enrique Pichon Rivière.

En la mayoría de estas notas aparece la pareja conyugal como “fundamental para el funcionamiento saludable de la familia y sus miembros, la pauta de esta relación determina la pauta de la vida familiar”(48). Algunos de los comentarios hacen hincapié en esta díada, como el de Eisenstein en “La interacción neurótica en el matrimonio”(49), donde se busca “comprender y solucionar los desajustes matrimoniales y su influencia en el desarrollo familiar”(50). Para ello se centran en el diagnóstico, pronóstico y tratamiento de las relaciones matrimoniales. Su marco teórico se ubica en la correspondencia y antagonismo de las necesidades emocionales inconscientes. Otro de los comentarios dentro este área es el de Denis de Rougemont en “La crisis de la pareja moderna”(51), donde desarrollan varios puntos desde un análisis sociocultural acerca del “debilitamiento de los tabúes sexuales, la emancipación de la mujer y la comercialización de la pasión” donde despliega las posibles razones de la crisis matrimonial durante el siglo XX.

 En las Actualizaciones, se destacan los aportes sobre la dinámica y terapéutica familiar más que en los artículos, donde el eje se centra principalmente en grupos de pares (madres o hijos), y no familiares (donde se incluirían diferentes generaciones a la vez).

 

 

Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina

 

Comenzaremos por recalcar que de las publicaciones seleccionadas en el presente trabajo sólo Acta no pertenece a ninguna institución, e incluye aportes de varios autores con una marcada diversidad en sus artículos. Comenzó a editarse en 1954 con el nombre de Acta Neuropsiquiátrica Argentina centrándose exclusivamente en psiquiatría y neurología, y recién en 1962 incorporó temas psicológicos modificando en forma definitiva el título de la publicación. Su creador y director fue Guillermo Vidal(52). Debido a la heterogeneidad teórica e institucional que se encuentra en esta publicación, ubicaremos el acento en tres líneas principales para tratar de plantear un esbozo del panorama de los ´60 desde Acta. La primera se centrará en los continuadores de la línea de Pichon, la segunda línea estará representada por Isidoro Berenstein, quien crea un puente entre los lineamientos de Pichon y pasa a una concepción estructuralista en la siguiente década, y por último se desarrollarán los aportes de Carlos Sluzki, uno de los principales exponentes en la introducción de la teoría de la comunicación y los desarrollos norteamericanos sobre Terapia Familiar, no difundidos hasta ese momento en Argentina. Por último se comentarán las investigaciones nacionales e internacionales sobre familias descriptas en algunos artículos.

1. Adentrándonos en el primer punto abordaremos los aportes de diferentes autores que han continuado las ideas de Pichon.

Los primeros pertenecientes a un grupo de estudio dirigido por Pichon Rivière que publican un artículo –en el mismo número de Acta que el artículo de Pichon– son Jaime Szpilka y Fidel Moccio(53). A partir de su labor en el Hospital Rawson, plantean que la “psicoterapia de grupos familiares” muestra, a través de la observación, las siguientes normas: 1. Es corriente observar individuos enfermos en familias también enfermas; 2. Es excepcional encontrar individuos sanos en familias muy enfermas; 3. Es excepcional encontrar individuos muy enfermos en familias sanas(54). Básicamente plantean que el individuo que enferma es aquél que realiza un enorme esfuerzo para evitar la regresión y desintegración que ha absorbido de las ansiedades del grupo. El objetivo terapéutico se centraría en esclarecer al grupo familiar lo que le sucede y “romper” la estereotipia que llevó a la enfermedad desde el esquema conceptual referencial operativo. Se retomará más adelante un segundo artículo de Szpilka de 1962 en donde se describe una investigación dentro del Hospital Rawson sobre la “patología del vínculo”(55).

Otro de los autores que prosigue con la línea de Pichon es Fernando Taragano. Su primer artículo, de 1963, es el primero que busca aclarar cierta tendencia que aparece en artículos anteriores sobre terapéutica del grupo familiar, donde se toma a la familia como unidad, correspondiendo por lo tanto la enfermedad a toda familia, y no solo al miembro enfermo. Aquí es como si la problemática se centrara en el eje opuesto: en los desarrollos anteriores el enfermo era el sujeto, ahora lo es toda la familia. En el par de artículos que publica Taragano busca fuertemente aclarar este punto. El rol de portavoz del enfermo y la segregación de su grupo familiar sólo es el aspecto manifiesto del problema. De hecho se corre el riesgo de que bajo esta concepción se culpabilice a la familia como la responsable de la enfermedad de un miembro, y que la razón de que el miembro no cure sea porque la familia no quiere o no ayude a este fin. Taragano sostiene “el enfermo mental debe ser considerado como el emergente de la enfermedad de su grupo familiar, pero no propiamente del grupo externo y real, sino de un grupo familiar interno, el que siempre es más enfermo, frustrante y agresivo con el paciente que el externo y real”(56). La finalidad terapéutica sería construir un buen grupo familiar interno con el que el paciente cree vínculos más gratificantes y menos persecutorios. Esto le permitiría establecer mejores relaciones con su grupo familiar externo. En un segundo artículo, escrito un año más tarde, retoma al primero para acentuar la crítica a la concepción del enfermo como emergente de la enfermedad mental de su grupo familiar externo. “La tarea del grupo está centralizada en la curación del enfermo y secundariamente en el grupo mismo”(57). Su objetivo es mostrar cómo se trabaja con el grupo externo para modificar al interno. El objetivo, por lo tanto, es transformar la estereotipia familiar en un grupo móvil con una comunicación en espiral dialéctica para evitar la ambigüedad y los malentendidos al que la comunicación conlleva, y hacer que el grupo se integre de un modo operativo y funcional.

Tomaremos como último representante de esta línea al artículo publicado por un grupo de profesionales, tales como Raquel Soifer y Emilce Dio entre otros, pertenecientes al Departamento de Psicología y Psicohigiene dirigido por el Dr. Diego García Reinoso de la cátedra de Pediatría del Prof. Escardó en el Hospital de Niños Juan M. Gutiérrez(58). Este escrito tiene la gran virtud de explicitar en un marco teórico muchas de las líneas que hasta ese momento iban imbricándose en la terapéutica de grupos familiares. Citan como antecedentes nacionales en esta temática a las publicaciones de Lily y José Bleger(59), Enrique Pichon Rivière, Edgardo Rolla(60), Isidoro Berenstein, David Liberman y los artículos ya mencionados de Acta, cita bibliográfica bastante exhaustiva para lo publicado hasta 1964. Se plantea la tarea con el grupo familiar como técnica auxiliar frente a obstáculos que puedan presentarse en la práctica hospitalaria con niños, tales como contradicciones entre los datos que aporta la madre y la observación del niño, la inhibición total del juego en el niño o inferencia de distorsiones graves a nivel familiar. Toman como esquema referencial a “las diversas teorías que hemos procurado integrar: el psicoanálisis freudiano, incluidos los aportes de Melanie Klein y de los psicoanalistas argentinos; la psicoterapia de grupo en general; la teoría de la comunicación en correlación con el psicoanálisis; los psicodinamismos de la vida familiar según Nathan Ackerman y los conceptos de Newcomb sobre roles”(61). Este párrafo nos muestra claramente la diversidad teórica con la que se trabajaba durante los ´60. Vale tener en cuenta este mapa para comprender cómo fueron articulándose los aportes nacionales con la recepción de autores extranjeros.

2. La segunda línea que encontramos en los artículos publicados en estos años tiene como protagonista a Isidoro Berenstein. No nos proponemos realizar un análisis exhaustivo de su obra, sino simplemente explorar sus primeros artículos para comprender cómo fue constituyendo sus teorizaciones. A grandes rasgos podemos observar que comienza partiendo de los conceptos pichonianos (ya en 1962 Berenstein formaba parte de un grupo operativo coordinado por Pichon Rivière) en estrecha relación con los aportes de la escuela inglesa, principalmente de Melanie Klein. Tomará en 1968 algunos conceptos norteamericanos como los de Jackson, Satir o Whitaker. Hasta aquí los aportes que encontramos publicados en Acta. Más adelante incorporará una tendencia estructuralista a partir de Lévi Strauss, hasta llegar a una de sus mayores obras: “Familia y Enfermedad Mental”, publicada en 1976(62). En 1982 con “Psicoanálisis de la estructura familiar”(63), recrea algunas propuestas del libro anterior. Nocetti comenta al respecto: “la recuperación del concepto de identificación proyectiva como mecanismo de interacción y el consiguiente uso del modelo continente-contenido aproximó la noción de estructura inconsciente a la estructura vincular de Pichon Rivière”(64). Rescata y reformula algunos conceptos de Pichon como el de “portavoz” y “chivo emisario”. Buscará articular, a partir de 1987, las propuestas de Lévi Strauss con la teoría psicoanalítica “tal como fuera concebida por Freud y desarrollada, entre otros, por Pichon Rivière”(65).

Retomando sus primeras publicaciones de Acta, se centrará principalmente en la temática de pareja; de hecho su primer artículo es “La pareja conyugal: vínculos, roles y niveles de comunicación”(66). Los siguientes trabajos se vuelcan a la terapéutica familiar para luego volver a retomar el vínculo de pareja.

Su concepción de familia se basa en que “el trastorno emocional de un miembro es parte de la perturbación emocional del grupo familiar, por ende, para tratar el trastorno es necesario trabajar con la familia como totalidad”(67). Tomará conceptos de Pichon como los vínculos, roles, niveles de comunicación e interacción, y los de escuela inglesa como fantasías, objetos internos, identificación proyectiva, o continente y contenido (desarrollados por Bion).

Plantea que una familia es “un conglomerado donde coexisten un padre, una madre, hijos, los roles asignados y asumidos, los distintos vínculos, miedos y mecanismos de defensa, entretejidos en una red donde nace, se desarrolla y emerge cada nuevo miembro, en un constante movimiento progresivo en el mejor de los casos, o regresivo en el peor”(68). A través de los mecanismos de proyección-introyección el niño constituiría ciertos vínculos y roles. Si no ocurriesen las características “normales” de rol se llegaría a la estereotipia. El miedo y la ansiedad que surge en una pareja no podrían ser asimilados en la estereotipia, pero a partir de la patología podrían lograr una nueva configuración móvil, aunque más regresiva. Esta patología estaría centrada en malentendidos y comunicaciones distorsionadas que el terapeuta buscará restablecer a partir del tratamiento.

Otro punto que desarrolla, es qué le pasa al terapeuta al atender familias y para ello desarrolla las dificultades y fantasías con las que se presentaron al comienzo. Las dificultades, según refiere Berenstein, se debieron a tres razones: 1. Salir del consultorio para meterse en la comunidad, que trae aparejada la inseguridad de trabajar fuera del lugar conocido; 2. Entrar en la casa-familia del paciente donde uno no sabe cómo será recibido, además de que uno va sin que lo hayan llamado; y 3. Cómo salir de la casa del enfermo.

Las fantasías al tomar contacto con el grupo familiar se relacionan con el temor infantil de meterse en un lugar cerrado a develar un secreto –que correspondería al temor de meterse en el cuarto de los padres para espiarlos o separarlos–, la fantasía de quedar encerrado dentro de la familia, o el temor de meterse en una sociedad secreta con sus códigos y ritos, que son vedados en principio, pero a la vez son los que desencadenaron la enfermedad mental.

Hacia 1964 escribe junto a Emilce Dio, sobre cuatro familias con pacientes esquizofrénicos(69). Ponen el acento en la figura del padre, más que en la de la madre, ya bastante estudiada hasta ese momento. El eje se centra en caracterizar el tipo de pareja que se conforma en estas familias. Concluyen que esta díada muestra a una madre contradictoria y a un padre ausente, pareja confusa, con vínculos de tipo simbiótico, un nivel de comunicación predominantemente oral y sin roles diferenciados. De este modo tampoco se trasmitiría un rol definido a nivel filial, y de este modo el “futuro paciente” haría propia la confusión e inmadurez de los padres en un equilibrio familiar regresivo.

Hacia 1968 comienza a incluir otra concepción de familia proveniente de Norteamérica, planteada por Don Jackson y Virginia Satir (que desde 1959 se encontraban dirigiendo el Mental Research Institute de Palo Alto), en la que se sostiene que la familia se conforma por “padres, hijos y otras personas que son parte de la familia social inmediata”(70); esto incluiría familia política, vecinos significativos, etc. En este artículo comenta “en los últimos años se han multiplicado los trabajos sobre distintos aspectos del grupo familiar (...). No obstante, las comunicaciones sobre técnica son escasas. Esto se debe a la falta de una teoría coherente sobre grupos familiares, que de cuenta de los múltiples hechos observados e investigados”(71). Con este fin, se referirá al aspecto técnico del encuadre que constituiría la mejor condición para desarrollar la tarea, y describe que su objeto es el análisis de los conflictos, de las resistencias y de los psicodinamismos inconscientes, con el fin de verbalizar y no actuar los conflictos a nivel familiar.

El último artículo que abordaremos es también de 1968, y es un artículo sobre psicoterapia de pareja discutido por Eduardo Kalina, Carlos Sluzki y Hugo Bleichmar. En este artículo continúa con la concepción sobre pareja como unidad, y toma como marco teórico principalmente a la identificación proyectiva –conceptualizada por Klein, ampliada por León Grinberg y aplicada al conflicto matrimonial por David Liberman– como hemos desarrollado. Retoma la temática del encuadre y lo ejemplifica con un caso clínico. Dentro del debate los comentarios que merecieron mayor atención han sido los de Sluzki y Bleichmar. Se centraron, entre otros puntos, en que lo novedoso, y no suficientemente acentuado en el trabajo de Berenstein, es la alusión permanente a la interacción en las díadas y tríadas, y conjuntamente, para que se dé la identificación proyectiva tiene que haber alguien en quien proyectar, lo que nuevamente implica interacción. El trabajo presentado en esa reunión por Sluzki y Bleichmar se titulaba “El enfoque interaccional en terapia de parejas”.

3. Pasamos así a los aportes de Carlos Sluzki, que en algunos trabajos junto a Eliseo Verón(72), ha ido introduciendo la teoría de la comunicación y los desarrollos norteamericanos de Palo Alto sobre Terapia Familiar, no difundidos hasta ese momento en Argentina. Sluzki recorre un camino similar a varios de los autores que hemos mencionado. Se formó y fue miembro de la APA para luego alejarse hacia otros intereses partiendo a Estados Unidos en 1970, y ocupando el cargo de director del MRI de Palo Alto en 1983. Sluzki será, en relación a los otros autores, el más alejado de las concepciones de Pichon.

Produjo dos grandes aportes sobre psicoterapia familiar. Uno de ellos ha sido la amplia difusión a partir de 1966, junto a Hugo Bleichmar –ambos secretarios de redacción de Acta– de autores y teorías norteamericanas, principalmente de Gregory Bateson y Paul Watzlawick. Generan de este modo dos espacios en Acta: “Notas” –en donde se publican tres metálogos de Bateson traducidos por Sluzki– y “Enciclopedia” –donde se explican términos como “Doble vínculo” y “Homeostasis familiar”–. Se traducen y publican a la vez conferencias internacionales y nacionales, tales como la dictada por Watzlawick en 1969 en el Policlínico Lanús.

El segundo aporte que realiza Sluzki –en este caso junto a Verón, entre otros colaboradores– es una investigación acerca de los tipos de comunicación en la esquizofrenia que consta de tres artículos en Acta, el primero de 1963, el último de 1969. Privilegiaremos el desarrollo de estos trabajos por una cuestión de espacio, aunque ha publicado varios artículos en Acta durante los ´60 sobre distintos tópicos relacionados con la terapéutica familiar.

En esta época Sluzki era Jefe de Investigación en Psicopatología –cargo que había ganado por concurso– en el Servicio de Psicopatología del Lanús, creado por Mauricio Goldenberg en 1956(73). Las muestras y realización de la investigación se llevaron a cabo en este servicio, publicando cinco artículos en Acta durante los ´60 acerca de Terapia Familiar. Esta investigación fue subsidiada por Foundations Found for Research in Psychiatry, a través de la O.M.S. Vale aclarar que, desde 1965, Sluzki ha sido miembro del Mental Research Institute de Palo Alto.

El primero de estos artículos se titula “Estructuras de conducta y sistemas de comunicación social” y muestra el panorama poblacional de los pacientes mentales, con características predominantes en áreas de densa población, rodeando generalmente zonas céntricas comerciales, de bajo nivel económico, alto índice de delincuencia, elevada movilidad y baja participación social siendo “esta distribución particularmente clara para la esquizofrenia”(74). De este modo se observa que “los trastornos mentales no se distribuyen al azar entre los diferentes niveles de la estratificación social. La tendencia más clara es la mayor frecuencia total de psicosis en los estratos más bajos y la mayor frecuencia total de psiconeurosis en los estratos más elevados”(75). Estos datos se enmarcan en el objetivo de la investigación: tratar de investigar al grupo familiar como posible agente etiológico de la enfermedad mental. Sluzki y Verón sostienen que el enfermo mental sólo cumple una función dentro del grupo familiar, y que una modificación de las pautas de conducta de este miembro afectará el equilibrio del grupo familiar. Más tarde este concepto tomará el nombre de “homeostasis familiar”.

Aquí ya se menciona, a través de las investigaciones de Bateson, que la situación de comunicación como condición necesaria para la aparición de síntomas esquizofrénicos es un modo particular de transmisión de mensajes que se define por la relación de incongruencia entre mensajes y metamensajes, junto con una prohibición de poner de manifiesto dicha incongruencia. La respuesta a esta situación (la de “doble vínculo”) es la del trastorno esquizofrénico. La problemática de dar respuesta al trastorno esquizofrénico fue la que dio comienzo al desarrollo de la Terapia Familiar originada en Estados Unidos. Sólo para marcar algunos de los hitos a nivel internacional vemos que en 1946 Whitaker estaba trabajando con pacientes esquizofrénicos en el seno de sus familias;  en 1948Frida Fromm-Reichmann(76) desarrolla el concepto de “madre esquizofrenógena”; y, a mediados de los ´50, se publica “Proyecto para el estudio de la esquizofrenia” y “Hacia una teoría de la esquizofrenia” de Haley, Weakland, Jackson y Fry. En 1958 Don Jackson funda el Mental Research Institute.

Volviendo a Argentina, entre el primer y segundo trabajo de Sluzki, se dictó el Coloquio Acta 1965 titulado “Familia y enfermedad mental” –este tema se ampliará hacia el final de este apartado–.

El segundo artículo sobre esta investigación se centra en el doble vínculo a través de las transacciones descalificadoras. Se desarrollan aquí las características específicas del doble vínculo, se plantean sus variedades (evasión, escamoteo, literalización, especificación, descalificación por estatus, etc.) y también cuatro tipos de respuestas al mensaje descalificador (comentario, retirada, aceptación y contra-descalificación) y el efecto que cada una produce. En este segundo trabajo se llega a la conclusión de que la descalificación es una maniobra común a comunicaciones patológicas y “normales”. Las descalificaciones no tiene poder patogénico de por sí, pero “sí se encuentra con regularidad, en familias con hijo esquizofrénico, la presencia de descalificaciones seguidas por secuencias especiales que tienden a consolidar el doble vínculo y que, por lo tanto, refuerzan estos modos peculiares de interacción. En este proceso, que implica todo un estilo de relación con el mundo (...) puede residir una explicación comunicacional en la patogenia de la esquizofrenia”(77).

En el último trabajo de esta trilogía –presentado el año anterior en el coloquio Acta “Familia y enfermedad mental” junto a Janet Beavin, miembro del MRI, Palo Alto– se centran en la relación de simetría y complementariedad, desarrollando una tipología de parejas que posee siete configuraciones basadas en el modo de interacción de los dos miembros, avalada también por las asociaciones estadounidenses ya mencionadas. Vale aclarar que el segundo y tercer trabajo recibieron el Premio Acta 1966 y 1969 respectivamente. En 1969 Sluzki retoma nuevamente el tema con Verón. Plantean la necesidad de una investigación seria sobre el efecto patogénico atribuido a ciertas pautas de interacción familiar porque, hasta el momento, no se ha llevado ninguna a cabo. Se describe en este trabajo una muestra de tríadas padre-madre-hijo esquizofrénico, y se hace un testeo con una muestra padre-madre-hijo normal, permitiendo diferenciar las pautas interaccionales que presentan resultados congruentes con la psicopatología.

4. Realizaremos a continuación una síntesis de las investigaciones llevadas a cabo durante estos años. Cabe señalar que desde los ´60 se define desde el estado una política de financiamiento de la investigación que lleva a su profesionalización en pequeña escala, junto a las subvenciones extranjeras. En este marco se realizan las investigaciones que hemos mencionado y otras que fueron publicadas en Acta, en 1962, tales como “Psicodinámica familiar y enfermedad mental. Investigación psicosocial de un grupo de pacientes del servicio psiquiátrico de un Hospital General” de Jaime Szpilka(78), siguiendo los desarrollos de Pichon, como hemos destacado anteriormente. Se investigan más de 200 familias en el Hospital Rawson – el jefe de la sala de Psiquiatría en ese momento era Guillermo Vidal – tomando datos a nivel psicológico y socio-económico. Algunas de las conclusiones son sobre dos estilos de reacción y expresión: uno de tipo “motor” correspondiente a las familias de clase obrera donde predominan mecanismos de agresión directa, actitudes psicopáticas e histéricas; y las de un segundo grupo, que denominará “conceptual”, correspondiente a familias de clase media, con mecanismos más intelectuales, de mayor simbolización con reacciones de tipo depresivo, obsesivo e histérico.

Otro trabajo publicado en 1964, investiga la relación entre familia, emigración e hipocondría, de Enrique Rosnati(79) –autor que ha escrito algunos artículos junto a Vidal – tomando como muestra una comunidad del gran Buenos Aires. Se basa para el análisis en su práctica de consultorio privado y hospitales generales. Como resultado de este recorrido plantea que “La hipocondría aparece como intento de control de las ansiedades persecutorias del grupo(...). En general el enfermo es el líder grupal”(80). La estructura de la familia emigrante sería en general la de la melancolía.

Durante 1968 se realizan otras dos investigaciones. Una, en Venezuela, se centra en la temática de pareja, más específicamente en “la emergencia del objeto interno dominante”, como lo llama Teruel, el autor de esa investigación. Sería semejante a lo que la pareja comparte inconscientemente. Se apoya en los conceptos psicoanalíticos de objetos internos, mundo interno, objetos parciales y totales, y posición esquizo-paranoide y depresiva. Basa su trabajo en tres casos clínicos.

La segunda investigación(81) de este año –realizada por M. Matrajt(82)– se centra en la familia de psicópatas. Se toman entrevistas con la familia del paciente sancionado y la unidad de análisis es la secuencia de dos mensajes verbales emitidos por personas diferentes. Se estudian en cada unidad cinco variables: secuencia, transacciones, significados, roles y vínculos. Algunas de las conclusiones aproximadas (ya que la investigación estaba iniciando y faltaba tabular los datos obtenidos) han sido que en una familia de estas características “el padre –muy sometido a su esposa– maneja su rebeldía contra ella a través del hijo de ambos. La identificación proyectiva de la rebeldía se da a través del rol adjudicado al hijo y del vínculo establecido con éste, cuya propia rebeldía, es a su vez, estimulada por el primero a través de ciertas pautas comunicacionales”(83).

Durante los ´60 se comenzaron a llevar a cabo diversas investigaciones sobre psicoterapia familiar, desarrollando los aspectos psicoanalíticos y los tipos de pautas comunicacionales que influirían en las diferentes psicopatologías. Cabe remarcar que sobre este tema Verón escribe un artículo en 1968(84), donde postula un nuevo modo de investigar en Salud Mental– ejemplificado con las investigaciones en familia– a partir de lo que llama una “estrategia en múltiples niveles”, basada en la teoría de los sistemas generales y los desarrollos epistemológicos de la cibernética. Sería un estudio de configuraciones de variables donde se establecerían niveles jerárquicos de causación estimando el peso relativo de cada nivel. De este modo “se trata de una estructura compleja de `cajas negras´ interrelacionadas (...). Para un estado dado de nuestros conocimientos, un conjunto determinado de salidas puede estar asociado a varios conjuntos alternativos de entrada y viceversa”. Más adelante sostiene que en psiquiatría social “padecemos de un exceso de teorías sustantivas (...). Existe una marcada desproporción entre la riqueza de orientaciones teóricas y la pobreza de instrumentos descriptos en los diversos tipos de conducta a los que pueda corresponder la denominación de `trastorno mental´ y a las diversas situaciones sociales (familiares o no) que pueden tener propiedades `patogénicas´”(85). Frente a este obstáculo plantea empobrecer la teoría y refinar los instrumentos para la descripción de la conducta social, para lo que propone tomar la teoría de la comunicación. Cabría preguntarse si este artículo ha inspirado alguna investigación bajo esta concepción en la década posterior.

5. Retomando uno de los hitos fundamentales durante los ´60 para la Terapia Familiar en Argentina, merece una mención particular el Coloquio Acta 1965, primer coloquio internacional dedicado a “Familia y enfermedad mental”. Allí se congregaron las figuras más importantes de Argentina hasta el momento en el área. Concurrieron, entre algunas de las personalidades más destacadas, Isidoro Berenstein, José Bleger, Eliseo Verón, Carlos Sluzki, Guillermo Vidal, Miguel Matrajt, y se intercambiaron opiniones con Nathan Ackerman (Nueva York) y Janet Beavin (Palo Alto, California). El artículo presentado por Carlos Sluzki fue analizado en el punto anterior, y el de José Bleger fue publicado en su libro Psicohigiene y Psicología Institucional en 1966. Se presenta el texto original del Coloquio en los textos seleccionados.

 

Cuadro de Estrategia “en múltiples niveles” como modelo de investigación en Salud Mental, ejemplificado con el grupo familiar.

En: Verón, E.; “Perspectivas futuras de la investigación básica sociocultural sobre salud mental”, Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, Vol. 15, Nº3, 1968.

 

 

 

Impacto del trastorno mental de un miembro/s sobre los procesos de interacción tal

Posición de clase                                                    como se observan en un momento dado.

 


Movilidad                                                                                                                                                                             Emergencia de

Social                                                                                                                                                                   trastorno mental

                                                                                                                                 en un miembro

 


Movilidad                                                                                                                                            

Espacial                       Ideologías,                          Características                       Modelos de                        

                               Normas del                       significativas del grupo              aprendizaje

                                Grupo fliar.                      fliar. y sus procesos de

                                                                                         interacción

Posición                                                

Ecológica

 

                                  Otros                                     Otros                                 Otros                                          Influencias

                                                                                                                                          extrafamiliares

 

 

 

 

A modo de cierre y de inicio

 

Luego de este breve recorrido por algunos de los desarrollos publicados en el país que dejarían preparado el campo para la posterior consolidación de la Terapia Familiar en la Argentina, podemos inferir algunas hipótesis.

Tal como hemos visto los primeros desarrollos parten de las ideas de Pichon Rivière, primer autor que incorporó en sus clases, artículos y tratamientos los desarrollos norteamericanos sobre Terapia Familiar, formulando conceptualizaciones y abordajes absolutamente novedosos sobre la terapéutica del grupo familiar. Esto se observa en las menciones de la mayoría de los autores acerca de las aportes de Pichón.

Se desprende de esta afirmación que la recepción y difusión de estos desarrollos se vieron íntimamente relacionados con los desarrollos psicoanalíticos de la época –predominaban en Argentina los aportes de la escuela inglesa, principalmente la teoría de las relaciones objetales de Melanie Klein– y los desarrollos de psicoterapia de grupos, que fueron los más difundidos durante los ´60 (lo mismo ocurriría con la Terapia Familiar durante los ´70). Vale tomar a los artículos expuestos y su composición teórica tan diversa y original como reflejo de la producción de aquellos años. Esta proliferación teórica prácticamente no ha sido igualada en la actualidad.

El modo en que se originó la corriente de Terapia Familiar en Argentina no es diferente al que se dio en Estados Unidos. Aunque merece un análisis particular, se dio también a partir de autores de formación psicoanalítica. Cabe diferenciar y considerar cuáles eran los tipos de recepción y tendencias psicoanalíticas en cada uno de estos países. Y, entonces sí, encontramos marcadas diferencias teóricas y prácticas. Esto influiría en la implantación y desarrollo de los nuevos abordajes psicoterapéuticos en cada uno de estos dos países.     

A partir de la recepción de esta corriente en Argentina se irán desarrollando diferentes líneas de trabajo; éstas irán tomando un cauce particular, insertándose en diferentes niveles de práctica y originando, a su vez, diversas instituciones y medios de difusión. De esta manera, durante los ´70, la Terapia Familiar cobrará una notable expansión con la corriente sistémica y, posteriormente, con la cognitiva; esta última en auge durante los ´90. Se fundarán instituciones como la SATF (Sociedad Argentina de Terapia Familiar) en 1978, CEFYP (Centro de Familia y Pareja) en 1979 y ASIBA (Asociación Sistémica de Buenos Aires) durante mediados de los ´80, entre algunas de las más destacadas. Las publicaciones editadas en el país que se han ocupado del tema, son, por mencionar algunas de ellas “Terapia Familiar” (SATF, desde 1978) y “Sistemas Familiares” (ASIBA, desde 1985).

Vale destacar que, ya durante los ´60, muchos autores argentinos –como Carlos Sluzki o Salvador Minuchin– han tenido un importante reconocimiento internacional. Los desarrollos de nuevos abordajes psicoterapéuticos se han dado en Argentina mucho antes que en otros países donde la Terapia Familiar tuvo una recepción bastante significativa(86). Poco se ha escrito sobre este tema cuando ya tenemos en nuestro haber cuatro décadas de desarrollo de Terapia Familiar en el país. Sus antecedentes ya están escritos, serán los cimientos sobre los que en las décadas posteriores se asentará su historia institucional.

Podría decirse, entonces, que es una historia todavía por escribir u

 

 

 

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Notas:

* Psicóloga. Docente (ATP) e Investigadora (UBACYT) de la I Cátedra de Historia de la Psicología, Fac. de Psicología, Univ. de Buenos Aires. Posgrado de Especialización en Psicoterapia Familiar (Fund. Aigle).

1. Kaslow, F.,“History of Family Therapy: Evolution outside of the U. S. A.”, Journal of Family Psichotherapy, Vol. 11, Nª4, 2000, pag. 4.

2. Glasserman, M. “A brief history of family therapy in Argentina”, AFTA 2000: Embracing Complexity and Compassion: The Evolution of Family Therapy, American Family Therapy Academy, Washington, 2000.

3. Vezzetti, H.,“Los estudios históricos de la psicología en Argentina”, Cuadernos Argentinos de Historia de la Psicología, Vol. 2, Nª1/2, 1996.

4. Comisión Nacional de Investigación y Técnica.

5. Editorial Universitaria de Buenos Aires.

6. Op. cit., pág. 9.

7. Vezzetti, H., “Aventuras de Freud en el país de los argentinos”, Buenos Aires, Paidós, 1996; pág. 277.

8. Pampliega de Quiroga, A.,“Biografía: Enrique Pichón Rivière (1907-1977), Revista Argentina de Clínica Psicológica, Vol. 1, Nª1, 1992, pág. 82.

9. Op. cit., pág. 85.

10. Op. cit., pág. 91.

11. Balan, J., “Cuéntame tu vida: una biografía colectiva del psicoanálisis argentino”, Buenos Aires, Planeta, 1991, pag. 165.

12. Pichon Riviére, E., “Teoría del vínculo”, Buenos Aires, Nueva Visión, 1985; p. 10.

13. Op. cit., pág. 10.

14. Op. cit., pág. 12.

15. Op. cit., pág. 25.

16. Op. cit., pág. 61.

17. Pichon Riviére, E., “Empleo de Tofranil en psicoterapia individual y grupal”, Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, Vol. 6, Nº 2, 1960  pág. 250.

18. Nocetti, J. C., Familia y Psicoanálisis en la Argentina. Apuntes para una historia conceptual, Buenos Aires, Biblos, 2002, pág. 48.

19. Esposa de Enrique Pichon Rivière, Miembro de la APA, principal precursora en el país del psicoanálisis de niños. Introdujo en el país los aportes de Melanie Klein, a quien conoció y con quien mantenía correspondencia.

20. Pichon Riviére, A. A., “Indicaciones para el tratamiento analítico de niños. Un caso práctico”, Revista de Psicoanálisis, Vol. 4, Nº3, 1946-1947.

21. Aberastury, de Pichon Riviére, A., “La inclusión de los padres en el cuadro de la situación analítica y el manejo de esta situación a través de la interpretación”, Revista de Psicoanálisis, Vol. 14, 1957.

22. Op. cit., pág. 142.

23. Aberastury, A., “Teoría y técnica del psicoanálisis de niños”, Buenos Aires, Paidós, 1962.

24. Miembro de la APA. Fue analizado y discípulo de Enrique Pichon Rivière, quien prologo su primer libro “La comunicación en la terapéutica psicoanalítica”.

25. Liberman, D., “Identificación proyectiva y conflicto matrimonial”, Revista de Psicoanálisis, Vol. 13, Nº1, 1956 y “Los efectos del conflicto matrimonial en el desarrollo del niño inferidos de la situación analítica”, Revista de Psicoanálisis, Vol. 15, 1958.

26. Op. cit., pág. 92.

27. Op. cit., pág. 46.

28. Ex miembro de la APA. No publicó ningún artículo dentro de esta revista. Durante la década del ´70 partiría a Estados Unidos incorporándose al Mental Research Institute de Palo Alto.

29. Ruesch, J., “Disturbed Communication”, New York, Norton, 1957.

30. Liberman, D., “Entropía e información en el proceso terapéutico - Comentarios de W. Baranger, N. De Bisi, M. Langer y E. Rodrigué”, Revista de Psicoanálisis, Vol. 24, Nº1, 1967 – pág. 57.

31. Desarrollará estos aportes principalmente en su libro: “Lingüística, interacción comunicativa y proceso psicoanalítico” Tomo III, Buenos Aires, Nueva Visión, 1972.

32. Autores que publicaron conjuntamente en 1957 “Psicoterapia de grupo”, primer libro en el país sobre el abordaje en grupos.

33. Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires fundada en 1977, avalada por la Asociación Psicoanalítica Internacional.

34. Ex miembro de APA, actualmente miembro de APDEBA. Será otra gran figura de la terapia familiar en Argentina. Publicará varios artículos y libros junto a Janine Puget en las décadas posteriores.

35. Berenstein, I. Puget, J., “Algunas consideraciones sobre psicoterapia de pareja: del enamoramiento al reproche”, Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo, Vol. 5, Nº 1, 1982.

36. Aberastury, A., “Grupos de orientación a madres”, Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo, Vol. 1, Nº 1, 1961.

37. Ferrari de Prieto, J. Di Pardo, R., “La relación madre – hijo a través de la conducta de dos grupos de niños en una situación de test”, Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo, Vol. 3, Nº 2, 1964.

38. Soifer, R. Dio, E., “El grupo familiar como método auxiliar”, Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, Vol. 10, Nº 2, 1964.

39. Soifer, R., “Mecanismos y evaluación de la dinámica de un caso de psicoterapia de grupo familiar con niños”, Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo, pág. 66, Vol. 3, Nº 3, 1965.

40. A principios de los ´60 funda en Estados Unidos el “Instituto de la Familia”, posteriormente llamado “Instituto Ackerman”. En 1962 fundará junto a Don Jackson la publicación “Family Process”.

41. Lerner, B., en Actualización “La familia”, Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo, Vol. 2, Nº 2, 1962, pág. 79.

42. Op. cit., pág. 80.

43. Ravich, S., en Actualización “La familia”, Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo, Vol. 2, Nº 2, 1962, pág. 82.

44. Psicoanalista nacido en Alemania, que luego migró a Estados Unidos. Estuvo en la llamada “Escuela de Frankfurt” y es considerado un autor “freudomarxista”, en su intento de relacionar a Freud y Marx. Su obra fundamental es “El miedo a la libertad” en 1941, cuya versión en castellano fue prologada por Gino Germani.

45. Op. cit., 83.

46. Bleger, L., en Actualización “La familia”, Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo, Vol. 2, Nº 2, 1962, pág. 84.

47. Rolla, E., en Actualización “La familia”, Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo, Vol. 2, Nº 2, 1962, pág. 88.

48. Lerner, B., en Actualización “La familia”, Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo, Vol. 2, Nº 2, 1962, pág. 79.

49. I. B. en Actualización “La familia”, Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo, Vol. 3, Nº 3, 1965, pág. 89.

50. Op. cit., 89.

51. Casullo, A., en Actualización “La familia”, Revista de Psicología y Psicoterapia de Grupo, Vol. 3, Nº 3, 1965, pág. 86.

52. Psiquiatra, jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Rawson.

53. Szpilka, J. Moccio, F., “Psicoterapia de grupos familiares”, Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, Vol. 6, Nº 2, 1960.

54. Op. cit., pág. 364.

55. Szpilka, J., “Psicodinámica familiar y enfermedad mental”, Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, Vol. 8, Nº 1, 1962.

56. Taragano, F., “El enfermo mental como emergente de la enfermedad de su grupo familiar interno”, Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, Vol. 9, Nº 3, 1963 – pág. 233.

57. Taragano, F., “Grupo operativo del hombre en edad provecta enfermo con su grupo familiar”, Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, Vol. 10, Nº 1, 1964 – pág. 49.

58. Soifer, R. Dio, E., “El grupo familiar como método auxiliar de diagnóstico y orientación terapéutica en el niño”, Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, Vol. 10, Nº 2, 1964.

59. Hasta ese momento habían publicado el capítulo “Grupo familiar: psicología y psicopatología” en Grinberg, L; Langer, M. ; Rodrigue, E., El Grupo Psicológico, Buenos Aires, Editorial Nova, 1959. más tarde José Bleger publicaría el trabajo que presentara en el Coloquio Acta 1965.

60. Quien publicó Psicoterapia individual y grupal, Buenos Aires, Ediciones 3, 1962.

61. Op. cit., pág. 97.

62. Berenstein, I., Familia y enfermedad mental, Buenos Aires, Paidos, 1976.

63. Berenstein, I., Psicoanálisis de la estructura familiar. Del destino a la significación, México D. F., Paidós, 1982.

64. Op. cit., pág. 72-73.

65. Op. cit., pág. 78.

66. Berenstein, I., “La pareja conyugal”, Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, Vol. 8, Nº 2, 1962.

67. Berenstein, I., “Psicoterapia asistencial de la familia. Un sociograma familiar”, Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, Vol. 9, Nº 1, 1963, pág. 45.

68. Op. cit., pág. 40.

69. Berenstein, I. Agué, C. Dio, E., “Observaciones sobre el manejo intragrupal en cuatro familias de pacientes esquizofrénicos”, Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, Vol. 10, Nº 2, 1964.

70. Berenstein, I., “El grupo familiar. Proceso psicoterapéutico y encuadre”, Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, Vol. 14, Nº 3, 1968 – pág. 239.

71. Op. cit., pág. 238.

72. Lic. en Filosofía y Dr. En Letras, dictó clases en la carrera de sociología de la UBA hasta 1966, miembro de la carrera de investigador científico de CONICET hasta 1971 y director del centro de investigaciones del Instituto Torcuato Di Tella. Publicó varios libros a fines de los ´60 sobre temas como conducta, comunicación y neurosis.

73. Weissman, P., “Cuarenta y cinco años de psiquiatría argentina desde las páginas de Acta”, Mar del Plata, Universidad Nacional de Mar del Plata, 1999. También puede consultarse para más detalles la actual publicación: Visacovsky, S. “El Lanús”, Buenos Aires, Alianza, 2002.

74. Verón, E. Kornblit, A. Malfe, R., Sluzki, C., “Estructuras de conducta y sistemas de comunicación social”, Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, Vol. 9, Nº 4, 1963 – pag. 297.

75. Op. cit., pág. 298.

76. Psicoanalista pionera en el trabajo con psicóticos, creadora de la llamada “Psicoterapia intensiva”, basada en el psicoanálisis.

77. Sluzki, C. Beavin, J. Tarnapolsky, A. Verón, E., “Transacciones descalificadoras: investigación sobre el doble vínculo”, Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, Vol. 12, Nº 4, 1966 . pág. 341.

78. Szpilka, J., “Psicodinámica familiar y enfermedad mental”, Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, Vol. 8, Nº 1, 1962.

79. Rosnati, E. Díaz, E., “Familia, emigración e hipocondría”, Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, Vol. 10, Nº 3, 1964

80. Op. cit., pág. 208.

81. Matrajt, M. Arbetman, M. Gurman, L. Dimant, F., “Familias de psicópatas: análisis multivariado”, Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, Vol. 14, 1968.

82. Uno de los miembros del grupo “Plataforma”. Grupo de psicoanalistas que rompió en 1971 con la APA por motivos ideológicos.

83. Op. cit., pág. 373.

84. Verón E., “Perspectivas futuras de la investigación básica sociocultural sobre salud mental”, Acta Psiquiátrica y Psicológica de América Latina, Vol. 14, Nº 3, 1968.

85. Op. cit., pág. 203.

86. Kaslow, F., “History of Family Therapy: Evolution outside of the U. S. A.”, Journal of Family Psichotherapy, Vol. 11, Nª4, 2000.